La escuela que integra (como está diseñado hoy el sistema de “inclusión”), es una escuela en la cual el sujeto es el que debe adaptarse al medio; en cambio una escuela que es verdaderamente inclusiva, es aquella que es capaz de adaptarse al sujeto sin que éste tenga que sentirse diferente o limitado en su actuar. Allí se encuentra la importancia sobre el conocimiento conceptual y profundo acerca de esta temática.
Las Necesidades Educativas Especiales no son solo las discapacidades físicas que una persona pueda tener. También existen barreras económicas, sociales, culturales que se convierten en NEE y que nosotros como profesionales, educadores desde un rol institucional debemos conocer, formar, conscientizar y sobre todo tener en cuenta al momento de planificar y gestionar.
EN “CASA” CREAMOS NUESTRO MUNDO:
La escuela es donde aprendemos sobre el mundo, pero es en el hogar donde comenzamos a construir nuestra forma de verlo y de apropiarlo, es decir, “en casa creamos nuestro mundo”, y es la familia, el entorno del niño la principal arquitecta del mismo. Es así, que el modo en el que un padre afronte la discapacidad de su hijo, afecta y mucho en la mirada que tiene el niño sobre sí mismo. Las actitudes de los padres pueden ser diversas (negar al niño, discriminarlo, o tenerle “lastima” que es casi tan malo para él como las anteriores), Lo positivo será comprender (y actuar acorde a ello) que su hijo no tiene un problema, sino que deberá afrontar desafíos especiales en su vida. Es por todo esto que pienso que, un hogar firme en sus convicciones y que acompañe al niño con necesidades especiales puede llegar a compensar las carencias de un sistema educativo no del todo inclusivo, pero una Escuela Inclusiva, se verá en serias dificultades al tratar de superar la mirada que un niño ha creado al vivir en una familia que lo niega o lo discrimina, o los obstáculos que pueda llegar a poner una familia sobreprotectora. Por ello, la verdadera Educación Inclusiva no solo se trata de un sistema educativo inclusivo (Escuela Inclusiva), sino también incluye (en armonía y colaboración) a una familia que acompaña el crecimiento de todos sus hijos con amor y comprensión, sabiendo cuando ayudarlos y cuando “soltarles la mano”, ya sea que tengan o no alguna discapacidad (una Familia Inclusiva). Por último, considero importante mencionar que por más que un niño este institucionalizado (en un orfanato por ejemplo), también debería estar incluido en una Familia Inclusiva (rol que cumplirían los directivos y miembros del plantel de dicha institución).
EN “CASA” CREAMOS NUESTRO MUNDO:
La escuela es donde aprendemos sobre el mundo, pero es en el hogar donde comenzamos a construir nuestra forma de verlo y de apropiarlo, es decir, “en casa creamos nuestro mundo”, y es la familia, el entorno del niño la principal arquitecta del mismo. Es así, que el modo en el que un padre afronte la discapacidad de su hijo, afecta y mucho en la mirada que tiene el niño sobre sí mismo. Las actitudes de los padres pueden ser diversas (negar al niño, discriminarlo, o tenerle “lastima” que es casi tan malo para él como las anteriores), Lo positivo será comprender (y actuar acorde a ello) que su hijo no tiene un problema, sino que deberá afrontar desafíos especiales en su vida. Es por todo esto que pienso que, un hogar firme en sus convicciones y que acompañe al niño con necesidades especiales puede llegar a compensar las carencias de un sistema educativo no del todo inclusivo, pero una Escuela Inclusiva, se verá en serias dificultades al tratar de superar la mirada que un niño ha creado al vivir en una familia que lo niega o lo discrimina, o los obstáculos que pueda llegar a poner una familia sobreprotectora. Por ello, la verdadera Educación Inclusiva no solo se trata de un sistema educativo inclusivo (Escuela Inclusiva), sino también incluye (en armonía y colaboración) a una familia que acompaña el crecimiento de todos sus hijos con amor y comprensión, sabiendo cuando ayudarlos y cuando “soltarles la mano”, ya sea que tengan o no alguna discapacidad (una Familia Inclusiva). Por último, considero importante mencionar que por más que un niño este institucionalizado (en un orfanato por ejemplo), también debería estar incluido en una Familia Inclusiva (rol que cumplirían los directivos y miembros del plantel de dicha institución).
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